viernes, 2 de diciembre de 2011

Ruido

La pared esta fría.
Traga saliva y apoya la frente contra ella.
Las campanas lloran otra vez, y cada vez lo hacen más fuerte.
Le abrasan las sienes y la camisa le aprieta demasiado, tanto que no siente los brazos.
“Cada vez que él viene tu desapareces” no deja de repetírselo y lo hace tantas veces que las palabras dejan de tener sentido.
Las campanas se mueven más rápido, lo sabe, se las imagina balanceándose de adelante hacia atrás. Algo agudo atraviesa su mente, haciéndole caer de rodillas.
Duele.
“¡¡¡Mientras estés bajo mi techo me vas a respetar!!!” una voz masculina llega hasta la habitación. Una frase que en casa ya es normal.
Empiezan los gritos.
Los golpes contra el suelo, las paredes, los muebles... Todo tiembla a su alrededor.
Mamá llora muy fuerte. Nunca había sido así.
Las campanas dejan de existir.
Algo se choca contra la puerta. Y después más golpes, más gritos.
Se rompe un cristal. La voz de mamá se apaga.
Silencio.